Por qué nunca contrataré Orange

Hace poco escribí un artículo contando la mala experiencia de una pareja con Vodafone. Pues ahora traigo la de una pequeña empresa de Bilbao con Orange.

Recuerdo que hace años a mi padre, que ya era bastante mayor, lo estafaron con la clásica llamada en la que se suponía que te había tocado un premio y para reclamarlo tenías que llamar a un 906, en el que te retenían el mayor tiempo posible. Al enterarse de que había sido víctima de una estafa, mi padre lloraba. Y lo hacía de impotencia.

Me ha venido a la cabeza este triste recuerdo al conocer cómo actúa Orange con quienes dejan de ser sus clientes, algo que creo que a mí no me pasará porque, conociendo su forma de actuar, o bien pierdo la cabeza o mucho tiene que cambiar Orange para que algún día contrate algo con ellos.

A lo que voy. A finales de diciembre, la empresa en cuestión, descontenta con el servicio de Orange (inicialmente les puso ADSL alegando que en esa zona no había cobertura de fibra; con posterioridad, les ofrecieron la fibra, pagando el cambio y aumentando el tiempo de permanencia, a lo que se negaron; casi al final del contrato les dijeron que dejaban de dar servicio de ADSL y que tenían que pasarse a la fibra, pagando; cuando solicitaron el cambio de compañía, les ofrecieron el cambio de forma gratuita, pero con permanencia). Pues bien, hacia el 20 de diciembre la empresa cambió de proveedor. Y aquí pensaron que, tras pagar la parte proporcional de ese mes, ya estaba toda su relación con Orange terminada.

Pero no fue la parte proporcional la que les facturó la empresa de telecomunicación, sino el mes entero. Por falta de tiempo para meterse en reclamaciones, acabaron pagando la factura sin rechistar, con tal de perder de vista una operadora que tan mal servicio les había dado.

Pero en febrero se encontraron con un cargo en el banco por parte de Orange, por importe de 19,36 euros. Intentaron contactar con ellos para aclarar el concepto (solo ponía “Orange móvil”). Pero los robots que contestan los teléfonos de atención al cliente no tienen la opción de aclarar nada y sistemáticamente les remitían a la factura. Así que optaron por ordenar al banco la devolución del recibo.

Un tiempo después reciben una carta amenazando con incluirles en un listado de morosos, por el impago de esos 19,36 euros. En esa carta había un teléfono de contacto en el que les explicaron que ese importe era debido a que el móvil de la empresa no se había dado de baja hasta el 5 de enero. Es decir que, aparte de cobrarles completo el mes de diciembre pese a no haberles dado el servicio, les cobraban 19,36 euros por 5 días de línea móvil (que no se había utilizado), un importe muy superior a la parte proporcional del mes en el que supuestamente habían tenido el servicio.

Igual que cuando recibes una extorsión y acabas pagando al delincuente por miedo al daño que te pueda hacer, la empresa decidió pagar, ya que su inclusión en un listado de morosos les perjudicaría. Supongo que Orange sabe que es así y que la ley no favorece a quien se encuentra en la situación de la pyme en cuestión. Puedes negarte a pagar al extorsionador y denunciarlo, pero si te quema el negocio, te vas a quedar en la calle, aunque finalmente la justicia te dé la razón. En eso se basan los extorsionadores. Y, al parecer, también algunas grandes empresas.

El 10 de abril, antes de pagar, el interlocutor de Orange les aseguró, por activa y por pasiva, que con ese pago quedaba finiquitada su relación y que ya no debían nada más.

Pero el 21 de abril, la pyme en cuestión se encuentra con un cargo en el banco por parte de Orange, de 28 euros. El mismo día reciben un correo electrónico de una empresa llamada WCM España en la que les dicen que les ofrecen la posibilidad de regularizar su situación con Orange, con una bonificación de hasta el 40%. Por supuesto, como todo lo anterior relacionado con Orange, con un oscurantismo total, sin hacer ninguna referencia al motivo de esa supuesta deuda.

Y vamos a ir por partes en este final de la historia (al menos por ahora, porque los finales de Orange parecen como los de muchas series, en las que de repente reaparecen actores que ya habían muerto y se sacan de la manga historias inverosímiles con el fin de seguir exprimiendo al cliente). Según parece, WCM está reclamando los 19,36 euros que ya están pagados. Supongo que no les importa; si pican y vuelven a pagar, eso que se llevan por delante. En cuanto a los 28 euros, Orange indica que es un “cargo por gestión de cobros al haberse devuelto por parte del banco una factura anterior”, es decir, la de los 19,36 euros. Pero la factura, que les han enviado tras reclamarla vía Twitter, tiene fecha del 1 de abril. Es decir que, cuando el día 10 les aseguraron que ya estaba todo terminado, no era cierto, porque Orange tenía aún una factura “agazapada”.

Mi conclusión: yo no contrataría con Orange, y, por supuesto, si alguien me lo pregunta, le diré que no lo haga, ya que, si algún día decido prescindir de su servicio porque no cumple con mis necesidades (hayan prometido lo que hayan prometido), me pueden tener en vilo el tiempo que les venga en gana y es posible que me vayan a cobrar más de lo que en mi opinión sería lo justo. Se me ocurren muchos calificativos para la forma de actuar de esta compañía, pero prefiero dejar que quien lea esto los ponga a su discreción.

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